lunes, 19 de enero de 2009

"Un concurso. ¡Por favor!."

"Un concurso. ¡Por favor!."
A todos nos suena esta frase.
La hemos utilizado en nuestra cafetería habitual al solicitar la deliciosa rosca dulce que nos alivia el desayuno. Se asociaba a un momento feliz, esto es, a un momento de felicidad.

Lamento profundamente enunciar, que la situación actual económica y financiera que están sufriendo las PYMES en nuestro país, está para poca guasa. Así de rotundo es, como lo leen.

La admisión de solicitudes de declaración de concurso de acreedores, en su vertiente "voluntaria", llevada a cabo por los juzgados en los que reside su competencia, ha puesto en marcha una "maldita" bola de nieve.
Hecha esta consideración, por supuesto, desde una óptica empresarial.

Una situación que perjudica, sin duda en mayor medida, a las empresas con una dimensión más reducida, que la de aquéllas que han iniciado la mencionada "declive" de nuestra estructura empresarial.

Las solicitudes de concurso están creciendo de forma aritmética, pero no llegamos a la raiz del problema. Al escarbar, apreciamos que descubrimos como todo nace de una situación que colapsa en estos momentos nuestro tejido empresarial, cual cáncer maligno:
"Tengo ordenes directas de mis superiores de no realizar pago alguno a proveedores".
Yo te lo digo a tí, tu a él, él a nosotros, y que vosotros se lo digan a ellos. Con éstas nos encontramos!. Estamos percibiendo un crash empresarial.

El incumplimiento de las obligaciones o compromisos de pago adquirido entre empresas, ha crecido de forma exponencial.
Mal camino llevamos, pero peor destino encontraremos.

Por otro lado, las compañías que antes dotaban a estas PYMES con pólizas de seguro al crédito comercial, han desestimado la renovación del contrato para el ejercicio 2009.
Claramente se aprecia, que han apostado por "salir de muchos sectores de actividad".

¿En qué desemboca todo esto? Muy fácil: DESEMPLEO.
* Parte I. To be continued... (continuará en próximos artículos relacionados)

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